“Estoy harto de mi trabajo”, “No aguanto a mi jefe”, “Mis relaciones personales son un desastre”, “Me gustaría ser capaz de dejar de fumar, pero no puedo”, “Necesitaría adelgazar 10 kilos” …

Son frases que escuchamos o que incluso muchas veces hasta nosotros mismos decimos.

Voy a tomarme la licencia de traer aquí una historia que leía en el libro Donde tus sueños te lleven de Javier Iriondo:

“Nada más entrar por la puerta de la empresa se topó con un perro que estaba tumbado en el suelo. No paraba de hacer extraños gemidos. Parecía que estaba enfermo, como si estuviese protestando por algo, y se revolvía y aullaba. Pero no se movía del sitio.

Al encontrarse con el cliente, mi amigo le preguntó qué le pasaba al perro. 

Éste le respondió que nada, que simplemente se había tumbado encima de un clavo. “Entonces, ¿por qué no se mueve?”, se extrañó mi amigo. 

“Porque parece que todavía no le duele bastante”, fue la respuesta.”

La mayoría de las veces somos nosotros mismos los responsables de lo que nos sucede Tuitea esta frase

sencillamente porque el clavo no nos molesta lo suficiente y no nos movemos hasta que sangramos (bueno, algunos ni así). Si quieres que eso no sea así, permíteme una IDEA:

  1.  Identifica claramente que te molesta, pero no te duele suficiente.
  2.  Describe cómo te gustaría estar en una situación ideal.
  3.  Establece un plan de acción para alcanzarlo.
  4.  ACTÚA (como dice el Mago More: MECC –Mueve el Culo, Coño-).

Habrá nuevas reflexiones e historias y anécdotas en las próximas semanas. Si quieres ser avisado sobre ellas, deja aquí tu correo y serás informado según se publiquen. A la vez, recibirás el libro digital 50 libros de negocio que merece la pena leer

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1 comentario en “La acción lleva a la motivación, no al revés”

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