Rafael Santandreu explica en esta obra un método claro, concreto y práctico para caminar hacia el cambio psicológico, mejorar nuestra relación con nosotros mismos y superar todos aquellos pensamientos, sentimientos y creencias negativas que nos amargan la vida sin necesidad. En palabras del propio autor: La depresión, la a
COMENTARIO PERSONAL
Si somos infelices por algo podemos cambiarlo, es posible, quizá sea complicado, pero es posible. Lo primero que tenemos que modificar para cambiar es nuestra forma de pensar ante ese hecho que nos incomoda o nos hace sentirnos desdichados, nuestra actitud ante ello. Si lo hacemos cambiará de forma de verlo y nuestra posición, ya que nuestra percepción de la realidad está determinada por como decidimos reaccionar y esto lo está por nuestros juicios previos hacia ese hecho.
Transformarse en alguien positivo es esencial para disfrutar de la vida. Si no disfrutas de la misma y quieres hacerlo, revisa tu positividad.
Muchas personas tienen terribilitis y tienden a exagerar al máximo cosas sin importancia. Hay que aprender a valorar las cosas en su justa medida, ya que como decía Epicteto, filósofo del siglo I: “no nos afecta lo que nos sucede, si no lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”.
El autor insiste en que para realizar nuestros objetivos debemos adquirir las habilidades necesarias para lograrlo y trabajar bastante.
Cada necesidad inventada es una fuente de debilidad, realmente necesitamos muy poco para ser felices, somos nosotros mismos quienes nos ponemos deseos no reales.
Las adversidades forman parte de la vida y son inevitables y debemos aceptarlas, no negarlas o enfadarnos, en verano hace calor y en invierno frío, debemos aprender a aceptar el curso de los acontecimientos
La mayoría de las obligaciones son neuras procedentes de obligaciones inventadas
La forma de superar los miedos o vergüenza no es enfrentarse a ellos con esfuerzo y tesón hasta que no nos resulten incómodos (método conductual), sino comprender que ese miedo, o temor bien es irracional, bien no es tan grave. Cuando lo aceptemos de ese modo es cuando debemos empezar a tomar acción y enfrentarnos a él, no antes.
El resumen que podríamos hacer es que la felicidad no depende de logros o situaciones externas, si no de la gestión que hagamos de nuestras situaciones, deseos, debilidades y adversidades, depende de nosotros mismo y de nuestra mente y que las recaídas son parte del proceso de aprendizaje; de hecho, justo antes de un salto de nivel, se suele producir un pequeño retroceso, exactamente igual que en la puesta en forma deportiva.
Somos nosotros quienes nos amargamos la vida, no los acontecimientos. Dos personas ante la misma situación pueden reaccionar de forma muy diferente, una amargándose y otra motivándose a mejorar, todo dependerá de donde pongan el foco y cómo se enfrenten al acontecimiento, terribilizándolo o responsabilizándose haciendo lo que está en su mano, situándose “por debajo o por encima de la línea”.